El té es la infusión de las hojas de una planta llamada Camellia sinensis, que ha sido cultivada por múltiples civilizaciones, tiene una legendaria historia y su bagaje la hace una bebida que no deja indiferente a nadie. La riqueza de esta infusión no sólo se limita a su sabor, a sus propiedades, a su aspecto delicado, a sus ceremonias, sino que a lo largo de la historia ha sido desde símbolo de culturas hasta producto codiciado que ha propiciado guerras, batallas, conquistas y ha intervenido en la configuración actual de nuestro mundo.

A pesar de todo, el té es un producto agrícola, que necesita unos métodos y sobre todo una difusión que deje ver todo su potencial. El té nos ha acompañado a lo largo de la historia, pero sobre todo el té es el gran desconocido. Acerquémonos a la cultura del té, podremos observar que el té nos puede servir para vivir y sentirnos bien, a pesar de los avatares de nuestras vidas, será compañero en momentos de desaliento y nos reconfortará en el desánimo. De la misma forma el té nos tonificará y nos dará impulso, el té es símbolo de hospitalidad y respeto.
Disfruta del té. Los hay para todos los gustos, todas las necesidades y todas las posibilidades. Acerquémonos al ilusionante mundo del té. Los viejos clichés de opulencia y prestigio han dado paso a los valores más actuales necesarios para que tomar el té sea una cuestión de placer, sabor y salud.
El té se ha incorporado a nuestra forma de vida, por muchas razones, con lo que el té vive una etapa expansiva y de reconocimiento. Pero al igual que en otras etapas de la historia, el aumento de consumo, lleva aparejado un mayor comercio del té. El té hoy en día cotiza en la bolsa de Nueva York y Londres, de manera que existe un mercado amplio para este producto. El té al igual que todos los productos comerciales ha evolucionado y crea tendencias, y no se consume el té de igual forma en todo el mundo. A pesar de las ceremonias tradicionales, podemos decir que cada cultura tiene su propia ceremonia del té, y cada persona adopta su propio ritual. Pero no solo ha evolucionado la forma de tomar el té, con la aparición de accesorios adaptados a la actualidad, sino que también está adaptada a los nuevos sabores del té. El té en Occidente se toma de forma muy diferente a los clásicos chinos y japoneses, nos referimos a los tés aromatizados o saborizados, a los que se le añaden especias, frutas, flores, algas, cereales e incluso lácteos y chocolate. Se combinan con otras infusiones, yerbas o tisanas, creándose productos nuevos y una nueva disciplina el blending o mezclas que nos abren un nuevo abanico de posibilidades para degustar el té. Pero esto es otro mundo.